Evangelio del domingo para niños: S. Marcos 2,23-28.3,1-6. (3/6/18) Corpus
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar.
Entonces los fariseos le dijeron: «¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
El les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?».
Y agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado».
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante».
Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?».
Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
¡Este domingo celebramos la fiesta de Corpus Christi! La fiesta de la Eucaristía.
«Dios se da El mismo como comida»
«Para tener una idea de nuestra dignidad, debemos recordar a menudo el cielo, el calvario y el infierno. Si comprendemos lo que significa ser hijo de Dios, no podríamos hacer el mal, seríamos como ángeles sobre la tierra. Ser hijo de Dios ¡qué dignidad!
Cuando los ángeles se rebelaron contra Dios, ese Dios tan bueno, viendo que ya no podían gozar de la felicidad para la cual habían sido creados, hizo al hombre y ese pequeño mundo que vemos para alimentar su cuerpo. Pero era necesario también alimentar su alma; y como nada de lo que había sido creado puede alimentar el alma que es vun espíritu, Dios quiso darse Él mismo como comida.
Pero la gran desgracia es que somos negligentes y no recorremos a este divino Alimento, para atravesar el desierto de esta vida. Así como una persona que muere de hambre al lado de una mesa llena de comida, del mismo modo hay quienes se quedan cincuenta, sesenta años sin alimentar su alma.
Si los cristianos pudieran comprender este lenguaje de nuestro Señor que les dice: «Pese a tu miseria, Quiero ver de cerca esta bella alma que he creado para Mi. La he hecho tan grande que solamente Yo puedo llenarla. La he hecho tan pura que solamente mi cuerpo puede alimentarla.»»
San Juan María Vianney (1786-1859), presbítero, cura de Ars
Espíritu del Cura de Ars en sus Catecismos, en sus Sermones, en sus Conversaciones (Trad. ©Evangelizo.org)
(Quiz) ¿Seguro que sabes en qué consiste la Solemnidad del Corpus Christi?
SABÍAS QUE…
El rey David «comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?».
Los panes de la ofrenda eran los que habían sido sustituidos por doce panes recién cocidos que se colocaban cada semana en la mesa del santuario como homenaje de las doce tribus de Israel al Señor.
Los panes sustituidos quedaban reservados para los sacerdotes.
LENGUAJE SIMBÓLICO…
El sacerdote del templo comprendió que dar alimento a los hambrientos era más importante que el hecho de que los panes estuvieran consagrados. La vida esta por encima de las leyes. Esto lo entienden las personas que saben amar.
Lo mismo hace Jesús, que nos ama sin medida, hasta la muerte y muerte de cruz.
Él nos enseña el verdadero sentido de las leyes.
Jesús verdadero Dios y verdadero Hombre nos enseña con sus obras;
curando la mano seca de un pobre hombre.
Y con sus palabras;
«El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado».
«Hijo del hombre» así se llamaba en el Antiguo testamento al Mesías Salvador.
Los fariseos y los herodianos se odiaban pero más odiaban a Jesús y se unieron para perderle. Eran avaros, hipócritas y egoístas. Reconocen su autoridad pero la detestan porque son incapaces de amar.
QUÉ ME DICE JESÚS…
¡Te espero en el sagrario!
¡Te espero siempre en la Eucaristía!
Quiero alimentar tu alma y hacerte fuerte para amar.
Acude al confesonario. A través del sacerdote te digo lo que tienes que hacer para ser curado. Ten fe y confía.